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TurcoResiduo, Contaminación y Autodestrucción
Descripción de la exposición
BIOGRAFÍA DEL ARTISTA
Daniel Sutt
(Plasencia, 1996) es un artista multidisciplinar cuya obra se vincula
al informalismo y a la experimentación material. Formado en la
Universidad de Salamanca, donde culminó sus estudios de Bellas Artes
(2019) y posteriormente un Máster en Estudios Avanzados en Historia del
Arte (2020), su producción se caracteriza por una investigación plástica
centrada en los procesos, las texturas y la transformación de los
materiales. Su obra La contaminación como modelo reivindicativo
gráfico-plástico del mismo marcó un punto de inflexión en su
trayectoria, consolidando su interés por la relación entre creación,
materia y contexto. Actualmente desarrolla una tesis doctoral centrada
en la investigación de nuevos materiales industrializados, con el
propósito de articular arte, ciencia y tecnología dentro del ámbito
académico de las Bellas Artes.
La exposición Residuo, Contaminación y Autodestrucción sintetiza esta línea de investigación a través de un conjunto de piezas que convierten los materiales en testimonio visual del deterioro ambiental contemporáneo. Las texturas erosionadas, las grietas y los restos acumulados funcionan como metáforas de la saturación y el colapso ecológico, interpelando al espectador sobre la responsabilidad humana en la crisis ambiental. Lejos de una representación literal, la obra propone una experiencia estética que evidencia la tensión entre creación y destrucción, evocando, en sintonía con las palabras de Eva Millares, ese "luto por el hombre que no aprende y muere de ignorancia". De este modo, la exposición se presenta como un ejercicio de alerta y reflexión que busca suscitar una verdadera conciencia crítica.
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DESCRIPCIÓN DE LA EXPOSICIÓN
La exposición Residuo, Contaminación y Autodestrucción sintetiza esta línea de investigación a través de un conjunto de piezas que convierten los materiales en testimonio visual del deterioro ambiental contemporáneo. Las texturas erosionadas, las grietas y los restos acumulados funcionan como metáforas de la saturación y el colapso ecológico, interpelando al espectador sobre la responsabilidad humana en la crisis ambiental. Lejos de una representación literal, la obra propone una experiencia estética que evidencia la tensión entre creación y destrucción, evocando, en sintonía con las palabras de Eva Millares, ese "luto por el hombre que no aprende y muere de ignorancia". De este modo, la exposición se presenta como un ejercicio de alerta y reflexión que busca suscitar una verdadera conciencia crítica.
